Han sido días de reencuentro con amigos y de conocer nuevas caras, establecer nuevas relaciones.
del centenario de
Carlos de Foucauld
del 8 al 11 de diciembre 2016
Universidad de la mística de Ávila
La presentación del encuentro recordaba: “El día uno de diciembre de 1916 murió violenta y absurdamente, solo, y en silencio quedó su cuerpo sobre la tierra de Tamanrasset. Lo encontraron y enterraron soldados franceses. Aun así sus palabras y su ejemplo se habían esparcido. Poco a poco se conoció con más detalles su aventura espiritual y su mensaje. Sin que lo hubiera previsto, germinaron grupos de hombres y mujeres por el ancho mundo, y nació el árbol frondoso que hoy forma su Familia espiritual, que se alimenta de la luz de su vida”. Nos juntamos unos cien personas, venidas de todas partes de España. El edificio que nos acogió, la Universidad de la Mística, es en sí, por su arquitectura, toda una expresión de lo que ha sido la vida y el corazón de la mística de Teresa de Jesús y Juan de la cruz. El grupo que había preparado el encuentro nos acogía dándonos el programa previsto para estos días de convivencia: momentos de oración, ponencias, trabajo en grupos, sin olvidar el descanso y sosiego, y una velada inolvidable con un grupo de teatro dirigido por Cristina, una autentica maestra y artista del “teatro del Oprimido” y los actores de la fraternidad seglar de Murcia -una obra que ella y ellos hicieron sacando temáticas y citas de la biografía de Carlos y Teresa- y finalmente Domingo, guitarrista músico-terapeuta, también de Murcia.
Han sido días de reencuentro con amigos y de conocer nuevas caras, establecer nuevas relaciones. También estaban presentes algunos miembros de la fraternidad del Carmelo seglar de Ávila.
La primera ponencia la daba Marc Hayet, un hermano de Jesús de Francia (vive en Lille), y se titulaba: “Con Carlos de Foucauld, al encuentro del otro”; rasgos de vida y pistas: “Volcarse hacía nuestro mundo sin miedo, mirarlo con mirada positiva, vivir nuestras relaciones con reciprocidad, vivir la bondad y la ternura, a la escucha de la verdad del otro”…
La segunda ponencia era a cargo de un sacerdote de Almería, Manuel Pozo, y se titulaba: ”Reinventar las intuiciones de Carlos de Foucauld para viivir la novedad permanente del Evangelio”: encarnación y último lugar, vida humilde y sencilla, corazón abierto, universal, ver, acercarse, tocar, ser hogares acogedores, amistad y fiesta, aprendizaje permanente de oración.
La tercera ponencia nos la dio Miguel Márquez, carmelita, provincial de la península ibérica. “Teresa de Jesús y Carlos de Jesús, exploradores de Dios en una tierra herida”. Místicos, sabios y profetas. Entre los 2 centenarios (1915 y 1916): de la hagiografía a la humanidad, un mismo movimiento (de R. Bazin a A. Chatelard y sus biografías); unas afinidades entre Teresa y Carlos: los dos están en continua búsqueda, corazones ardientes, sentido de la aventura (Carlos en su exploración de Marruecos, con brújula, barómetro y sextante, cuaderno de 5 cm. y lápiz de 2 cm. Teresa deja a su padre viudo, rompe y salta las murallas de Ávila); los dos van creando un estilo de vida, habitados por la pasión por Dios y viven la adoración. Constantemente “En camino”, se dejan hacer, conducir hacia lo desconocido, a lo extraño, arriesgando. Su aventura personal: este territorio donde se dejan llevar hasta la oración vacía, donde conocen el “anonadamiento”, el rendirse a través de los sucesivos fracasos, en las manos del Dios vivo y verdadero, luz en la niebla: ”Para que te conozca” dice Carlos. Nos cuesta encontrarnos pobres y desnudos: nunca renegar de nuestra pobreza, es una clave: “¡Con mi pobreza, creo en ti, y me renace la respiración!” dice Miguel. No engañarnos, ni engañar. Carlos lee mucho a Teresa sobre todo al final de su vida. Miguel nos propone preguntarnos por y ser conscientes de nuestra propia aventura espiritual. Como final de su ponencia, Miguel nos llevó a la capilla donde nos hizo cantar juntos la muy antigua y hermosa “bendición irlandesa”: ¡un regalo para aprender a bendecir! Al día siguiente, nos dejaba para viajar hasta Timor para visitar las comunidades carmelitas. ¡Muchas gracias Miguel!
Hubo una tarde a la escucha de “testigos”: dos hermanitas que viven en Ceuta, Luigiana y Gloria, el infierno del sufrimiento de los refugiados esperando el paso a España, relato estremecedor del desamparo más absoluto, de la indiferencia. Una pareja joven, Elena y Pedro (fraternidad seglar de Madrid): su estancia tan accidentada en el “Alto” de la Paz en Bolivia donde habían ido como misioneros seglares. El relato de Elsi, su recorrido como hermanita de Nazaret (de Bélgica a Sta. Coloma de Gramanet): ”¡Como he llegado hasta aquí!”.
Finalizamos con la Eucaristía y una bendición solemne al final.
Nos despedimos por la mañana muy contentos y felices tomando el camino del retorno a nuestros respectivos hogares.
Más información del encuentro:
La primera ponencia la daba Marc Hayet, un hermano de Jesús de Francia (vive en Lille), y se titulaba: “Con Carlos de Foucauld, al encuentro del otro”; rasgos de vida y pistas: “Volcarse hacía nuestro mundo sin miedo, mirarlo con mirada positiva, vivir nuestras relaciones con reciprocidad, vivir la bondad y la ternura, a la escucha de la verdad del otro”…
La segunda ponencia era a cargo de un sacerdote de Almería, Manuel Pozo, y se titulaba: ”Reinventar las intuiciones de Carlos de Foucauld para viivir la novedad permanente del Evangelio”: encarnación y último lugar, vida humilde y sencilla, corazón abierto, universal, ver, acercarse, tocar, ser hogares acogedores, amistad y fiesta, aprendizaje permanente de oración.
La tercera ponencia nos la dio Miguel Márquez, carmelita, provincial de la península ibérica. “Teresa de Jesús y Carlos de Jesús, exploradores de Dios en una tierra herida”. Místicos, sabios y profetas. Entre los 2 centenarios (1915 y 1916): de la hagiografía a la humanidad, un mismo movimiento (de R. Bazin a A. Chatelard y sus biografías); unas afinidades entre Teresa y Carlos: los dos están en continua búsqueda, corazones ardientes, sentido de la aventura (Carlos en su exploración de Marruecos, con brújula, barómetro y sextante, cuaderno de 5 cm. y lápiz de 2 cm. Teresa deja a su padre viudo, rompe y salta las murallas de Ávila); los dos van creando un estilo de vida, habitados por la pasión por Dios y viven la adoración. Constantemente “En camino”, se dejan hacer, conducir hacia lo desconocido, a lo extraño, arriesgando. Su aventura personal: este territorio donde se dejan llevar hasta la oración vacía, donde conocen el “anonadamiento”, el rendirse a través de los sucesivos fracasos, en las manos del Dios vivo y verdadero, luz en la niebla: ”Para que te conozca” dice Carlos. Nos cuesta encontrarnos pobres y desnudos: nunca renegar de nuestra pobreza, es una clave: “¡Con mi pobreza, creo en ti, y me renace la respiración!” dice Miguel. No engañarnos, ni engañar. Carlos lee mucho a Teresa sobre todo al final de su vida. Miguel nos propone preguntarnos por y ser conscientes de nuestra propia aventura espiritual. Como final de su ponencia, Miguel nos llevó a la capilla donde nos hizo cantar juntos la muy antigua y hermosa “bendición irlandesa”: ¡un regalo para aprender a bendecir! Al día siguiente, nos dejaba para viajar hasta Timor para visitar las comunidades carmelitas. ¡Muchas gracias Miguel!
Hubo una tarde a la escucha de “testigos”: dos hermanitas que viven en Ceuta, Luigiana y Gloria, el infierno del sufrimiento de los refugiados esperando el paso a España, relato estremecedor del desamparo más absoluto, de la indiferencia. Una pareja joven, Elena y Pedro (fraternidad seglar de Madrid): su estancia tan accidentada en el “Alto” de la Paz en Bolivia donde habían ido como misioneros seglares. El relato de Elsi, su recorrido como hermanita de Nazaret (de Bélgica a Sta. Coloma de Gramanet): ”¡Como he llegado hasta aquí!”.
Finalizamos con la Eucaristía y una bendición solemne al final.
Nos despedimos por la mañana muy contentos y felices tomando el camino del retorno a nuestros respectivos hogares.
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