Carlos de Foucauld, un profeta para nuestro tiempo

Las grandes intuiciones de su vida siguen siendo inspiradoras para anunciar el evangelio de Jesús en la coyuntura actual.

                    Charla de Antonio Sicilia en Málaga (15 de Septiembre de 2016)

INTRODUCCIÓN:

Estamos conmemorando este año el centenario de la pascua del hermano Carlos de Foucauld. Ha transcurrido un siglo desde la tarde de aquel primero de diciembre de 1916 que vio caer en las arenas del Sahara argelino el cuerpo, herido de muerte por una bala nerviosa, del aquel que quiso ser y vivir como Hermano Universal.

El grano de trigo que cayó en la tierra ha fructificado. Desde entonces y hasta ahora, a pesar del aparente fracaso de aquella vida ofrecida y compartida en el servicio a poblaciones árabes en la inmensidad del Sáhara, ha ido provocando y suscitando en la Iglesia  multitud de iniciativas de hombres y mujeres que eligen vivir su relación con Dios y con los demás inspirados en Nazaret, el carisma espiritual de Carlos de Foucauld. 

Las grandes intuiciones y propuestas que brotan de su vida y su trabajo misionero siguen siendo inspiradoras y muy adecuadas para anunciar el evangelio de Jesús de Nazaret en esta coyuntura del mundo y de la Iglesia. En distintas ocasiones, el Papa Francisco ha citado de manera explícita la figura de Foucauld. En la víspera de la apertura del Sínodo de la Familia dijo textualmente: “Charles de Foucauld, contemplando a la Familia de Nazaret, entendió que no se crece en el amor de Dios evitando la servidumbre de las relaciones humanas, porque amando a los otros es como se aprende a amar a Dios; inclinándose al prójimo es como nos elevamos hacia Dios. A través de la cercanía fraterna y solidaria a los más pobres y abandonados entendió que, a fin de cuentas, son precisamente ellos los que nos evangelizan, ayudándonos a crecer en humanidad.

1. Como punto de partida quiero resaltar algo que me parece muy importante para una Iglesia que quiere anunciar el evangelio de Jesús. Se trata de un convencimiento y una experiencia que el Hno. Carlos vivió y expresó de mil maneras en sus escritos: Para que el evangelio pueda ser acogido en ambientes musulmanes se necesita un trabajo de desbroce y preparación, de pre-evangelización. En Tamanrasset 1908 escribe al P. Caron: “La obra a hacer aquí, como con todos los musulmanes es acercarse a ellos, tomar contacto, ligar amistades, hacer caer, por las relaciones diarias y amistosas, sus prevenciones contra nosotros; y modificar sus ideas por medio de la conversación y el ejemplo de nuestra vida”

A propósito de esto, quiero compartiros mi asombro y mi tristeza cuando, al regresar de Guatemala, donde viví otro modelo de Iglesia, fui percibiendo el descrédito y el rechazo social expresado, con tonos de desprecio y hasta de burla, hacia lo que se entiende por “la Iglesia” en España. Yo me preguntaba y me pregunto hoy: ¿Cómo se puede evangelizar con ese déficit de credibilidad?
Sondeo rápido: Valorar de 1 a 10 el nivel de confianza y credibilidad que tiene “la Iglesia” en los ambientes en que nos movemos.

Carlos de Foucauld nos diría a todos, obispos, curas y laicos, que así no es posible evangelizar y nos aconsejaría un cambio: “Gritad el evangelio con toda la vida. Haced de vuestras vidas un grito que despierte e interrogue”. 

No es mi intención hablar de la vida de Carlos De Foucauld ni de su espiritualidad. Pretendo, simplemente, señalar unas luces o llamadas  que brotan desde su experiencia de monje-misionero y que, en mi experiencia personal, han sido y son muy significativas e inspiradoras. Os las comparto porque, según mi opinión muy personal, pueden servirnos hoy en la Iglesia para anunciar el evangelio del Reino de Dios en nuestra sociedad.

Son llamadas proféticas, que miran la realidad con ojos esperanzados y nos hacen apostar por un futuro nuevo. Son intuiciones nacidas al calor de su amor apasionado por Jesús, de sus largas horas de trato íntimo con Él y del conocimiento real de las personas sencillas con quienes convivió y a las que sirvió. Las interpreto como llamadas de atención a  tener en cuenta. Llamadas que nos convocan a una mayor fidelidad al evangelio, a cambiar nuestro estilo de vida y caminar hacia otro modelo de Iglesia y de evangelización.

2. ¿Cuáles son las llamadas proféticas que Carlos de Foucauld hace a la Iglesia de hoy para anunciar el evangelio del Reino en esta  sociedad laica y post-cristiana, marcada por el capitalismo neoliberal?

Entiendo que  estas llamadas van dirigidas a todos los miembros de  la Iglesia, pero, en modelo de Iglesia tan clerical, pueden ser más exigentes y comprometedoras para la llamada “jerarquía” que para los laicos, esa porción mayoritaria del Pueblo de Dios a quienes se quiere asignar el papel de ver, oír, obedecer y callar.

2.1. Primera llamada:  “Por causa de Jesús y el evangelio, vayamos a NAZARET” . Bajar. 

Carlos de Foucauld, el 6 de marzo del 1916, en Tamanraset, 9 meses antes de su martirio, meditaba el texto evangélico donde dice “y descendió con ellos y vino a Nazaret y les estaba sujeto…” y escribió: “Descendió: toda su vida no hizo más que descender; descender al encarnarse, descender haciéndose niño pequeño, descender obedeciendo, descender haciéndose pobre, abandonado, exiliado, perseguido, ajusticiado, poniéndose siempre en el último lugar: “Cuando os inviten a un banquete, poneos siempre en el último lugar”, es lo que hizo Él desde su entrada en el banquete de la vida hasta su muerte. Vino a Nazaret, el lugar de la vida escondida, de la vida ordinaria, de la vida de familia, de oración, de trabajo, de oscuridad, de virtudes silenciosas, practicadas sin más testigos que Dios, sus prójimos, sus vecinos, testigos de esa vida santa, humilde, bienhechora, oscura, que es la que la mayor parte de los humanos y de la que dio ejemplo durante treinta años”.
Bajar y hacerse hermano, vivir como uno más, cercano, amigo, compartiendo la vida sencilla y laboriosa de los pobres en el pueblo, como Jesús en Nazaret, serán los criterios que le guiarán en su aventura espiritual y misionera. El Hno. Carlos  tiene muy clara la necesidad de preparar el terreno antes de anunciar el evangelio de Jesús entre las poblaciones musulmanas, pero ¿solamente allá? Esto mismo sirve para Francia: “Hay que ser misionero en Francia, como se es en país infiel, y eso es tarea de todos, clérigos y laicos, hombres y mujeres”.

¿Nos servirá también para España en este momento? ¿Somos país de misión?

Nazaret  sería para toda la Iglesia, entre otras muchas cosas:
Tiempo de aprender a escuchar a Dios que nos sale al paso, nos habla y nos llama escondido en la profundidad de nuestra vida, de la vida de cada persona y de la historia. Discernimiento personal y comunitario: Revisón de Vida.

Una llamada urgente a humanizarnos. En la escuela de Nazaret aprendemos el valor divino de todo lo humano, a crecer y madurar como seres humanos, de carne y hueso, (no fantasmas) a la manera de Jesús. “Jesús fue tan humano como sólo Dios puede serlo” (Boff).

Una llamada a bajar. Saltar el muro del templo para bajar a la calle. Bajar del púlpito o de la sede. Bajar y hacerse pueblo, bajar y hacerse pobre, bajar y hacerse amigo. Rom. “No seais orgullosos, sino poneos al nivel de la gente humilde”. Conocer la vida desde ese nivel. No se evangeliza desde arriba. “Pastores con olor a oveja”
Sentirnos y ejercer como ciudadanos. No un separado, casta aparte. No ver el mundo como un enemigo ni huir de él; tampoco pretender vivir en un mundo paralelo desde donde juzgar y condenar, sino sentirnos pueblo, conmovernos, participar de las alegrías, problemas, sufrimientos, luchas y esperanzas del pueblo llano. "Separarse para no ensuciarse con los otros es la suciedad más grande" (L. Tolstoj).

Llamada a vivir con todos relaciones de igualdad, de amistad fraterna y gratuita. La estructura piramidal no es evangélica y ya no se acepta en una sociedad democrática. No es estructura de diálogo y de comunión fraterna. Necesitamos hacernos humildes, cercanos, sensibles, abordables, hablar el lenguaje de la gente sencilla. Bajar del púlpito y de la cátedra: ni padres ni maestros, ni jefes ni jueces desde arriba. Aprender a compartir, a dar y recibir, a enseñar y aprender, a hablar y escuchar. Nazaret es estar abiertos a dejarnos evangelizar por los pobres.

Nazaret es evangelizar con la propia vida. “Toda nuestra existencia, todo nuestro ser debe gritar el evangelio sobre los tejados. Toda nuestra persona debe respirar a Jesús. Todos nuestros actos y toda nuestra vida deben gritar que somos de Jesús, deben presentar la imagen de la vida evangélica. Todo nuestro ser debe ser predicación viva, reflejo de Jesús, perfume de Jesús, algo que grite a Jesús, muestre a Jesús, que brille como una imagen de Jesús”. Ser antes que el hacer, vivir antes que hablar. 
Si Carlos de Foucauld nos habla de Bajar, el Papa Francisco está llamando continuamente a Salir y no a cualquier sitio sino “ a las periferias existenciales”:
“Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo […] prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”.
Francisco en viaje a Polonia, en Czestokova, la misión de la Iglesia: …"escuchar, comprometernos y hacernos cercanos, compartiendo las alegrías y las fatigas de la gente, de manera que se transmita el Evangelio de la manera más coherente y que produce mayor fruto: por irradiación positiva, a través de la transparencia de vida".

2.2  Segunda llamada: “Volvamos al evangelio”. Los últimos,  primero

El 30 de junio de 1909 Carlos de Foucauld escribe al P. Caron : ”…Volvamos al evangelio. Si no vivimos el evangelio, Jesús no vivirá en nosotros. Volvamos a la pobreza, a la sencillez cristiana… El peligro está en nosotros y no en nuestros enemigos… Volver al evangelio es el remedio”.
Cardenal Cañizares en la consagración del obispo auxiliar: “Desde la fe, el obispo vive el drama de nuestro tiempo: la caída del sentido de Dios en la vida de los hombres… En medio de la noche oscura del ateísmo colectivo de nuestro tiempo, el obispo señala con su vida y su palabra…” ¿Tendremos nosotros alguna responsabilidad?

Vivimos en un mundo marcado por la más escandalosa desigualdad e injusticia.
Algunos datos para ilustrar:1% de la humanidad, tienen más riqueza que el 99% restantes. La brecha entre ricos y pobres es cada vez más profunda. Pobreza en España: El último informe de Cáritas afirma que en España hay ahora mismo 28% de la población  una tercera parte de los españoles está “en riesgo de pobreza y exclusión social”. Más de 3 millones están ya en situación extrema. Casi 800 mil hogares no tienen ingresos y un millón de personas están en riesgo de exclusión social muy severa. El 15% de los trabajadores son pobres debido a la precarización de las condiciones laborales.. España 2º de Europa en pobreza infantil y desigualdad.
Desigualdad: España el segundo de Europa donde más creció desde la crisis.  10% más rico gana 14 veces más que el 10% más pobre., y posee ingresos equivalentes a la mitad de la población. El año pasado el número de ricos ha aumentado el 40%,15.000 ricos más. Sube el número de ricos un 50% desde el comienzo de la crisis. España el país europeo donde más aumentó el número de ricos en 2015.  (Cañizares: "El drama de nuestro tiempo: la caída del sentido de Dios en la vida de los hombres”)

En una de sus meditaciones el Hno. Carlos escribe: “Debemos amar a todos los hombres, pero debemos inclinarnos más aún ante aquellos a los que el mundo olvida, desprecia y margina: los pobres, los pequeños, los sufrientes. Movido por su amor a Jesús y queriendo imitarle, decide ponerse en camino para ir como Jesús al último lugar y compartir su vida con los últimos. “Creo que no hay una frase del evangelio que me haya causado una impresión más profunda  y haya trasformado más mi vida que esta: "todo lo que hagáis a uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis". 

Quiere parecerse a los pobres, compartir sus condiciones de vida, vivir pobre entre los pobres. “No despreciemos a los pobres, a los pequeños, a los obreros…en lugar de desdeñarlos admirémosles, envidiémosles, y que nuestra admiración y envidia sean fructíferas y nos lleven a imitarles…no dejemos de ser pobres en todo, hermanos de los pobres, compañeros de los pobres, seamos los más pobres de los pobres y rodeémonos de ellos”.
“Volver al evangelio” supone conectar con el corazón misericordioso de Dios y poner a los pobres, en el centro de la vida y las preocupaciones de la Iglesia.  En esta situación injusta donde hay primeros y últimos, Dios opta por ponerse de parte de los últimos, defender a los últimos, hacer justicia a los pobres y las víctimas. (Línea trasversal de toda la Biblia: Éxodo y los profetas y Jesús de Nazaret). “Los últimos serán los primeros” repetía muchas veces Jesús y ese debe ser nuestro empeño y nuestro estilo personal y eclesial.

Papa Francisco: “No se entiende que el amor a los pobres está al centro del Evangelio”. Nuevo dicasterio en el Vaticano al servicio del desarrollo integral de los hombres. Santiago Agrelo: “Fuera del pobre no hay salvación”

¿Cómo estamos reaccionando en la Iglesia ante el hambre y las necesidades básicas de las personas y familias en situación de pobreza y exclusión social? Cáritas, trabajo necesario y encomiable en su trabajo humanitario y en sus informes-denuncia. Teresa de Calcuta un modelo de entrega a los últimos. Está bien compartir, ayudar, servir, enjugar las lágrimas… Pero hoy sabemos bien que no basta la ayuda humanitaria. El papa Francisco lo sabe: ”No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que tranquilicen únicamente y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos”

La pobreza no es voluntad de Dios, ni  consecuencia de la mala vida de las personas ni cuestión de una mala suerte. La pobreza tiene sus causas: Personales y Estructurales. Este sistema económico y político es el que está globalizando la pobreza y la desigualdad, es una maquinaria pensada y engrasada para enriquecer a unos pocos arriesgando la vida de la mayoría y de nuestra casa común. Los santos, teólogos, obispos y laicos y comunidades que apuntan a la raíz de la pobreza y se ponen del lado de los pobres son cuestionados, cuando no condenados, dentro de la misma Iglesia:  Helder Cámara: “Si doy de comer a los pobres me llaman santo, si pregunto por qué son pobres me llaman comunista” . Oscar Romero, Pedro Casaldáliga …

Papa denuncia la raíz de la pobreza: "el problema es un sistema que sigue negándoles a miles de millones de hermanos los más elementales derechos económicos, sociales y culturales” “Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro…”
¿Se percibe en nuestra sociedad que la Iglesia española está del lado de los pobres? En la Iglesia hay personas y comunidades cristianas que tienen muy clara su opción por los pobres y los golpeados por este sistema, pero creo que la gente sencilla de nuestro pueblo no tiene la impresión de que “la Iglesia” es pobre, está del lado de los pobres y los últimos, apoyando sus demandas y defendiendo sus derechos.
¿A dónde nos llevaría la solidaridad efectiva de la Iglesia con los pobres? Volver al evangelio nos exige conversión personal y eclesial, entrar en proceso de bajada y “empobrecimiento” guiados por la Persona y proyecto liberador de Jesús de Nazaret. Urge la presencia de laicos que sean, luz, levadura y sal en los distintos ambientes de la actividad humana, en medio de la sociedad. Aunque los laicos pueden y deben participar al interior de la Iglesia, el lugar de los laicos no es tanto la sacristía y los salones parroquiales, sino la evangelización y la trasformación de la sociedad por los valores del Reino de Dios. La Iglesia no puede vivir centrada en sí misma, sino debe estar al servicio del Reino. En este tema  nos estamos jugamos nuestra credibilidad.

2.3. Tercera llamada: No tenemos derecho a ser centinelas dormidos, perros mudos, pastores indiferentes.  Alzar la voz en defensa de “los ninguneados y silenciados”

Sabemos bien que todo lo legal no es justo, y que  la justicia nos exige mucho más allá de lo legal. Pero “lo legal” es una buena coartada para los prudentes y los cobardes. Jesús nos dejó un criterio claro y contundente: El bien de la persona está por encima de la ley. “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”. La solidaridad con los últimos nos debe llevar a saltar las barreras de la “legalidad hipócrita” que protege siempre los privilegios de los poderosos y niega o burla los derechos fundamentales de toda persona. Santiago Agrelo: “No tienen papeles, pero tienen hambre”

Al llegar a Beni-Abbés la situación de los esclavos golpea el corazón de Foucauld y su reacción es de indignación: “Es de una inmoralidad vergonzosa ver jóvenes robados hace cuatro o cinco años a sus familias en Sudán, ser mantenidos a la fuerza aquí por sus dueños y por la autoridad francesa, cómplice de esos raptos (…) Ninguna razón económica ni política puede permitir la existencia de tal inmoralidad e injusticia”
No puede callar ante esa situación tolerada y amparada en la costumbre. Informa a Mons. Guerin en 1902 sobre su manera de ver el problema de los esclavos “Me creo obligado por la palabra de Jesús <haz a otro lo que quisieras que te hiciesen> a hacer lo que pueda por estas pobres almas, que son mis hijos, y mucho más los suyos…” . El Obispo Guerin le contesta con energía: “… desconfíe de su celo, sea muy prudente, ponga sus tristezas a los pies de Jesús…Hay que tener muy en cuenta las circunstancias de las personas y de los lugares donde nos encontramos…“ A los pocos días le contesta el Hno. Carlos: agradeciéndole lo que le propone, pero insiste en que, además de consolar, hay que alzar la voz y denunciar porque no tenemos derecho a ser centinelas dormidos… “Obedeceré punto por punto la línea de conducta que me traza usted… lo que no me impide lamentar que los representantes de Jesús se contenten con defender” al oído” (y no “sobre los tejados”) una causa que es la de la justicia y la caridad”

El día 23 del mes pasado, el Papa Francisco, con ocasión de la Jornada internacional de la trata de esclavos y su abolición y dijo: "La trata de seres humanos, de órganos, el trabajo forzado y la prostitución son esclavitudes modernas y crímenes contra la humanidad". Condenó este terrible fenómeno que flagela a la humanidad, ya que la esclavitud no es cosa del pasado; las nuevas formas de esclavitud afectan a más de 21 millones de personas, “ una llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea, una llaga en la carne de Cristo”.
Preguntar : ¿Situaciones actuales de esclavitud?:
Víctimas de mafias de todo tipo. Trata de seres humanos; personas obligadas a prostituirse; niños abusados laboral o sexualmente; mujeres víctimas de violencias machistas; encarcelados; trabajos en condiciones inhumanas (inmigrantes campo); imposición de condiciones laborales injustas y abusivas,  legales o ilegales;  condiciones de vida miserables e indignas que niegan los derechos fundamentales; familias donde no entra ningún salario ni subsidio; personas en situación de calle; personas sin acceso a educación, salud, vivienda… atrapados en legalismos que les niegan el derecho fundamental a ser y vivir como personas humanas y les excluyen de la sociedad.
Los modernos esclavos son los “desnudos”  en los que Jesús nos sale al encuentro. Los desnudos carecen de protección, están indefensos, desarmados, despojados de sus derechos, excluidos, a merced de la violencia ajena, disponibles para ser utilizados, comprados y vendidos en el mercado, laboral,  social, sexual. Los inmigrantes y refugiados rechazados y considerados como invasores de quienes hay que defenderse como sea. Sabemos bien el mismo Jesús está llegando a nosotros en los extranjeros que están llegando por miles a las puertas de Europa. Los Inmigrantes y los refugiados, unos y otros víctimas de distinta manera del mismo sistema depredador, que excluye y mata.
Papa Francisco (oct. del 2013 por ahogados en lampedusa),“ sólo me viene la palabra vergüenza, es una vergüenza”. Hace unos meses al recibir el premio Carlo Magno: ¿Qué te ha sucedido Europa, humanista, defensora de los Derechos Humanos, de la democracia y la libertad?
¿Qué podemos hacer? Francisco: “Los cristianos tenemos una guía de acción, un programa, podríamos decir, revolucionario: Lean las Bienaventuranza y el relato del juicio final” . (E. Mounier): «Solo se pide a los cristianos que sean auténticos. Esta es verdaderamente la revolución».

“La indiferencia (y el silencio) nos hace cómplices” Nos escandaliza a muchos en la Iglesia el silencio de la “Jerarquía” en España  ante el cúmulo de sufrimientos de las clases populares en estos años de crisis, de recortes, de abusos, desahucios y pérdida de derechos y libertades. Tampoco se ha destacado la Iglesia en la denuncia de las políticas migratorias y de asilo que violan sistemáticamente los derechos de los inmigrantes y refugiados, del trato inhumano en las fronteras.¿Quiénes los defienden? ¿Está la Iglesia en primera fila? Obsesionados por sus “monotemas de toda la vida”. Toda vida es sagrada antes y después de su concerpción. ¿Por qué tanto silencio ante tanto sufrimiento injusto?¿Es desconocimiento, es insensibilidad, es miedo a perder privilegios…?  Levantan la voz en nombre de la moral y por la defensa de “sus derechos o privilegios”, “cuelan el mosquito y se tragan el camello”,  les cuesta reaccionar y levantar la voz para defender lo más importante: La justicia y la misericordia.

Por otra parte, es triste y preocupante la resistencia, el vacío y la guerra sorda que se está dando al interior de la Iglesia contra la figura profética del papa Francisco que sí levanta la voz y está tratando de promover una renovación evangélica de la Iglesia. También tenemos que alzar la voz al interior de nuestra Iglesia.

¿En donde están los profetas? Profetas los hay en oriente y occidente, en el norte y el sur, en todos los pueblos, razas, religiones, culturas y lenguas. El Espíritu de Dios trabaja en nosotros, con y sin nosotros. Todos llamados, a alzar la voz y gritar también con nuestra vidas, nuestros gestos solidarios, y nuestras luchas compartidas por la dignidad y los derechos de toda persona humana, sin exclusiones ni discriminaciones. Nos jugamos en esto la credibilidad.

2.4. Cuarta llamada: Saltar las barreras sociales, culturales y religiosas para ser amigos y hermanos universales.  “El otro es mi hermano”

Estamos viviendo en Europa tiempos muy difíciles y oscuros. Actitudes crecientes en Europa: Crece el racismo, la xenofobia, Homofobia, el rechazo al diferente, el miedo al otro, la intolerancia,. Se fortalecen los fundamentalismos de todo tipo: económicos, políticos, religiosos, culturales. Al  Yihadismo se responde con Islamofobia,. Crece el fanatismo, el rechazo y la intolerancia. …. “El otro” es una amenaza, un  competidos, un enemigo”. Políticas de rechazo al extranjero, al inmigrante y refugiado, prejuicios que dificultan la convivencia y las relaciones humanas. Refuerzo de los nacionalismos excluyentes. Asegurar las fronteras La solidaridad va perdiendo terreno ante el “sálvese quien pueda”. La diversidad es una amenaza más que una riqueza.; Muy lejos de sentirnos ciudadanos del mundo.
El Hno. Carlos convive sin prejuicios con los musulmanes, reconoce sus valores, aprende su lengua y le ayuda con sus trabajo lingüísticos, se abre y se integra en su mundo cultural, se identifica con el pueblo tuareg y participa en su lucha diaria por sobrevivir en su pobreza.  Está preocupado por ofrecerles el evangelio, pero respeta los tiempos. Mientras tanto, les ofrece el testimonio de su amistad gratuita y de su acogida fraterna a todos: “Quiero acostumbrar a todos los habitantes, cristianos,  musulmanes , judíos e idólatras, a mirarme como su hermano- el hermano universal-….Comienzan a llamar a la casa “la fraternidad” (la jaua en árabe), y eso me resulta agradable.  Entiende su misión como un estar entre ellos con actitud de hermano y no estar obsesionado con su conversión: “Yo no estoy aquí para convertir a los tuareg, sino para tratar de comprenderlos…”

En Beni-Abbés, 1902, redacta un directorio y reglamento para los Hermanitos del Sagrado Corazón. Insiste en el carácter universal de su vocación:“(Los hermanitos del Sgdo. Corazón) …No harán en manera alguna acepción de personas. Que su universal y fraternal caridad brille como un faro; que en mucha distancia a la redonda, nadie ignore, aún pecador o infiel, que ellos son los amigos universales, los hermanos universales… que su fraternidad es un puerto, un refugio, en donde todo ser humano, sobre todo si es pobre o desgraciado, es siempre fraternalmente invitado, deseado y recibido a cualquier hora”.( n. 97)

Actualmente se está produciendo en todo el mundo un aumento creciente de conservadurismo a todos los niveles, de fenómenos fundamentalistas y todo tipo de discriminaciones. “El otro” nos inquieta, nos provoca miedo e inseguridad. De eso miedos “al otro” nacen y se alimentan los fundamentalismos de todo tipo: ideológicos, económicos, políticos, religiosos, raciales… con los que nos defendemos y aseguramos frente a los nuevos retos. No queremos que “la Iglesia” caiga en la tentación de ningún fundamentalismo, creyéndose poseedora en exclusiva de la verdad, parapetándose en una doctrina inamovible y moral inmisericorde, y lanzando desde la torre condenas a quienes no acepten sus leyes y su moral. No es esa la tarea que Jesús vivió y nos encomendó continuar.

Francisco: “Trabajemos por construir una cultura del encuentro”. “Somos relación, estamos relacionados”. Casaldáliga: “Todo es relativo menos Dios y el hambre.” . Mundo plural y se impone el diálogo, respeto y acogida de la diferencia. Nadie, ni tampoco una religión, tiene el monopolio de la verdad.
Como personas y como Iglesia estamos convocados por el Espíritu de Jesús a ir haciendo ese aprendizaje del amor fraternal al estilo de Jesús, capaz de saltar fronteras psicológicas, sociológicas, ideológicas, raciales, religiosas, culturales... y de ser un referente ético y moral que ayude a construir una sociedad más justa, reconciliada y fraterna. El valor y la dignidad de las personas están por encima de las etiquetas.
El testimonio de Carlos de Foucauld  nos estimula y ayuda en el esfuerzo permanente de mirar al “otro”, a todo otro,  como un hermano, a acogerlo, respetarlo y amarlo como es, sin excluir ni discriminar a ninguno por ningún motivo. Unidad no es uniformidad. Este estilo fraternal tiene su raíz en el amor universal, sin fronteras ni exclusiones, del Dios de Jesús. El evangelio del Reino de Dios, sembrado en el corazón de todas las culturas y religiones el punto de encuentro para un dialogo y una acción coordinada en favor de ese mundo necesario y posible que todos soñamos.

A.López Baeza, en su libro “Ojos nuevos para un mundo nuevo” nos comparte su convencimiento: “Los graves problemas del momento presente no tienen solución si no prospera más el diálogo entre las religiones de la tierra, basado en lo que es común a todas ellas: la experiencia mística”.
Pienso yo que estas  llamadas que nos hace el Hno Carlos a la Iglesia de hoy no son nuevas. Saben a evangelio. El proceso de cambio ya está abierto en muchas personas y comunidades, pero todavía queda mucho por hacer hasta llegar a configurar un estilo de la Iglesia en España. Es responsabilidad de todas y de todos mostrar con nuestra vida el rostro de una Iglesia más creíble, pobre, humilde, cercana a los pobres, solidaria y profética. Más samaritana. 
¿Seremos capaces de escuchar a Dios que nos habla en el alejamiento, la crítica y el rechazo de la parte más sufriente de nuestra sociedad?